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Un día me dijeron que cuando necesitase desahogarme, escribiera.

Cuentas tu situación a tus amigos, saben que es muy dura, que lo estas pasando realmente mal, no saben que hacer para ayudarte, porque realmente no pueden hacer nada, algunos incluso lloran de saber lo que estás pasando y terminas siendo tu quien les consuela, eres tu la fuerte, a pesar de lo grave que lo estés pasando, llega cierto momento, que después de tantos palos y tantas decepciones que te da esta puñetera vida, estás tan acostumbrado, que sí, que lo pasas mal, muy mal, pero quizás momentáneamente, porque el camino no se queda ahí, esto sigue, la vida continua.
Y la gente se asombra de lo bien que llevas las cosas, pero es porque no saben la de cantidades que has aguantado. Quizás la clave está en tomarlo todo con humor, porqué, ¿ qué sería esta vida sin un toque de humor ? 

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Sólo un objetivo.

Perseguir un sueño, aquel que hace que se te pongan todos los pelos de punta solo por imaginártelo, te lo imaginas de mil maneras, te montas miles de historias, pero sólo hay una historia, la que tu destino tenga preparado, siempre y cuando persigas aquello que deseas.

Mirando al frente.

Voy a dejar atrás a todo aquel que pide ayuda a gritos y luego no se deja ayudar, voy a dejar de preocuparme por aquellos que no muestran ni un pequeño interés por mi, voy a evitarme los dolores de cabeza por todas aquellas personas que creen necesitar ayuda cuando realmente en lo más profundo de ellos saben que van a seguir como hasta ahora. Voy a dejar atrás todo esto, todo lo que no me aporta nada bueno, y lo único que aporta es negatividad y sentirse uno mal. Voy a empezar a preocuparme por los que realmente están ahí, y sobretodo por mi, porque nadie me cuidará mejor que yo durante todo el camino de mi vida.