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Hola querida noche de insomnio.

Y por fin, hola querida inspiración.

Después de un día más que perfecto, sigue faltando algo a mis días así.
Y no sabes la rabia que se apodera de mi saber que lo que les falta eres tú.

Vienes, vuelves, retornas, y así, desapareces, te esfumas, te vas. Una y otra vez.

Y ya no sé que más duele, si cuando te veo aparecer o cuando me doy cuenta que ya te has ido.

Empiezo a darle tantas vueltas de porque vuelves, sabiendo que no vas a tardar en volver a irte.

No entiendo porque vuelves a mi, con que fin lo haces.

No sé si también a ti se te apodera la incertidumbre de qué podríamos ser, que podría pasar entre nosotros, o quienes podríamos llegar a ser.

Somos conocidos que no se conocen más por miedo.

¿Miedo al fracaso?, ¿miedo al amor?

Que absurdo, ¿no?

Y así es como nos vemos, absurdos, con tantas idas y venidas, absurdas.

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Sólo un objetivo.

Perseguir un sueño, aquel que hace que se te pongan todos los pelos de punta solo por imaginártelo, te lo imaginas de mil maneras, te montas miles de historias, pero sólo hay una historia, la que tu destino tenga preparado, siempre y cuando persigas aquello que deseas.

Mirando al frente.

Voy a dejar atrás a todo aquel que pide ayuda a gritos y luego no se deja ayudar, voy a dejar de preocuparme por aquellos que no muestran ni un pequeño interés por mi, voy a evitarme los dolores de cabeza por todas aquellas personas que creen necesitar ayuda cuando realmente en lo más profundo de ellos saben que van a seguir como hasta ahora. Voy a dejar atrás todo esto, todo lo que no me aporta nada bueno, y lo único que aporta es negatividad y sentirse uno mal. Voy a empezar a preocuparme por los que realmente están ahí, y sobretodo por mi, porque nadie me cuidará mejor que yo durante todo el camino de mi vida.