Me liberé. Cuando aprendí que nadie vendría a salvarme, me liberé. Cuando interioricé que no puedo estar para todo el mundo, me liberé. Cuando entendí que todo el mundo tampoco puede estar para mí, me liberé. Cuando encontré abrazos salvavidas, entendiendo que eran efímeros, me liberé. Cuando encontré hogares en personas y momentos, efímeros también, me liberé. Cuando dejé de ser mi peor enemiga, me liberé. Cuando supe que quiero ser mi mejor amiga, me liberé. Cuando vi que yo era mi súper heroína, me liberé. Cuando entendí que a veces dar más de ti a terceros es tóxico, me liberé. Cuando acepté mis más y mis menos, mi liberé. Cuando acepté todos mis monstruos, aunque no me gustasen, me liberé. Cuando entendí que todos formamos parte de traumas no deseados, me liberé. Cuando realmente me di cuenta de que mañana es un nuevo día, me liberé. Cuando me repetí una y mil veces que esto también pasaría, me liberé. Cuando me dije, me digo y me repito que todo cambio está dentro...