A veces me echo de menos.
Cuando no sé donde estoy, ni dónde me perdí, cuando siento una especie de múltiples personalidades y ya no sé quién soy yo.
Cuando no sé cuándo volveré a sentirme yo misma sin este sentimiento de de apatía y extrañeza.
Me echo mucho de menos cuando pierdo la esencia, de mi y de todo, pero sobre todo, cuando ya ni recuerdo cuál es esta.