2017 y 2018, os juro que no os voy a olvidar. Habéis hecho hasta lo imposible para que quedéis grabados a fuego en cualquier lugar de mi cuerpo, y de mi alma. Vinisteis para coger todo lo que tenía construido (o en ruinas) para lanzarlo como quién lanza una moneda al azar y prueba suerte. Y ya no sé si cayó más por el lado de la buena o de la mala suerte, o tal vez, fue esa excepción, que por pocas probabilidades que existen en el azar, está, y cayó quedándose de pie justo en el estrecho de su circunferencia. Y es que sin lugar a dudas, ya no existe esa mujer, niña, llamalo X, que era. Soy otra. Soy otra X marcada por cambios gigantes y por mil golpes. Pero, ¿sabes? La versión anterior a mi, ya aprendió a esquivarlos, así que esta nueva versión, ya ni te cuento. He aprendido tanto en estos dos años... que no sé por donde empezar, pero quizás debería remarcar el miedo como principal. Ya no tengo miedo, a nada. Durante este tiempo te juro que vi al miedo de cara, ...