Ir al contenido principal

Que no, que yo ya no estoy, que no, que ya no quiero estar.

No quiero estar para toda esa gente con dudas, con prejuicios, los que quieren seguir atrapados en los traumas del pasado, los de “me han hecho mucho daño”

Ya no quiero estar para la gente que no arriesga, esa que cree que todo ladrón es de su condición, los que no creen en segundas oportunidades (realmente para ellos mismos), los que desconfían como modo de vida.

No quiero salvarte de tu propia vida, no soy quién para romper tus cadenas, y menos cuando no te dejas, y no te dejas porque no quieres.

Ya no quiero ser ningún flotador salvavidas, ni hacer esfuerzos que acaban convirtiéndose en absurdos para demostrarte que “no soy igual que el resto” (tu mayor estupidez) no voy a hacer lo imposible para demostrarte que no te quiero hacer daño, no voy a molestarme en grabar en tu mente que soy todo lo contrario a decepción.

Quiero gente que se arriesgue, que comprenda que hay dolores inevitables que forman parte de nuestro día a día, gente que confíe de primeras, que ya se haya tirado a la piscina antes de darse cuenta, quiero gente con el lema de “lo hacemos y ya vemos” quiero gente que haya aprendido de su pasado para ejercer un mejor presente.

Quiero gente que me mire a los ojos y me diga: “No tengo ni idea de qué va a pasar entre nosotros, pero que pase lo que tenga que pasar”

Porque ya no, ya no quiero ser mi propia decepción, mis lamentos con acciones en vano, mis lloros por haber dado aún cuando no recibía, no quiero conformarme con tan poco pensando que algún día recibirá ese “mucho”, porque quiero mucho desde el principio, porque quiero que estén a la altura. A la altura de mí, del presente, de lo sano, del dar y recibir mutuamente.

Así que ya no, ya no estoy para convencerte de nada, porque el único que aquí se tiene que convencer de algo, eres tú. Yo ya sé cómo soy, tú eres el que estúpidamente me pide que me demuestre antes de, ni tan siquiera, tomarte la molestia de verlo por ti mismo.

Y sí, lo pienso, pienso que ojalá te estés lamentando, ojalá tengas tantas dudas y tantos “y si…” en tu cabeza que no te dejen concentrarte en otra cosa. Pero de verdad, también pienso, que ojalá aprendas, no para mí, porque ya es muy tarde, pero ojalá que dejes de buscar estereotipos implícitamente perfectos, sabiendo, que tampoco esa pobre chica, va a ser la excepción a tus miedos, traumas e inseguridades. Pero ojalá que ella, no se sienta tan sumamente estúpida y culpable por haberte creído, ojalá que ella no desgaste tanto en darte el 200% de su persona.

Ojalá sanes tu pasado, ojalá disfrutes del presente sin condiciones.

Entradas populares de este blog

Sólo un objetivo.

Perseguir un sueño, aquel que hace que se te pongan todos los pelos de punta solo por imaginártelo, te lo imaginas de mil maneras, te montas miles de historias, pero sólo hay una historia, la que tu destino tenga preparado, siempre y cuando persigas aquello que deseas.

Mirando al frente.

Voy a dejar atrás a todo aquel que pide ayuda a gritos y luego no se deja ayudar, voy a dejar de preocuparme por aquellos que no muestran ni un pequeño interés por mi, voy a evitarme los dolores de cabeza por todas aquellas personas que creen necesitar ayuda cuando realmente en lo más profundo de ellos saben que van a seguir como hasta ahora. Voy a dejar atrás todo esto, todo lo que no me aporta nada bueno, y lo único que aporta es negatividad y sentirse uno mal. Voy a empezar a preocuparme por los que realmente están ahí, y sobretodo por mi, porque nadie me cuidará mejor que yo durante todo el camino de mi vida.