Ese tic, tac que suena en tu cabeza, esos nervios, las inseguridades, las manos sudando y el corazón saliéndose del pecho.
Ese tic, tac de miedos, mezclado muchas veces, con esa humilde y quizás inconsciente, esperanza.
Ese tic, tac que parece que no avanza. Ansiosos. Creyendo en el poder del control. Ilusos.
Ese tic, tac imaginario, el que desearías que existiera y el que se acaba convirtiendo en toxicidad.
El tic, tac que se descontrola cada vez que vuelves a mirar la pantalla del móvil, ese tic, tac que te abofetea y te recuerda que mereces algo mejor.
Las cuentas atrás, las mariposas, las lágrimas, las sonrisas y risas nerviosas, el dolor y también los llantos.